Sería ridículo ignorar los cambios demográficos en nuestra sociedad. La situación financiera de nuestra Nación necesita que examinemos a profundidad el futuro de nuestros programas de los cuales dependen nuestros adultos mayores, tales como Medicare y el Seguro Social.
Sin mejoras, tanto en el Seguro Social como en Medicare, no podrán cumplir cabalmente las promesas hechas a la siguiente generación de personas jubiladas. Las generaciones futuras se verán reducidas en los servicios y un aplastante aumento en sus impuestos. Ambos programas corren el riesgo de colapsar completamente antes de que nuestros hijos y nietos reciban alguna clase de beneficio. Esto es simplemente inaceptable. Trabajaré para fortalecer y preservar dichos programas, los cuales son vitales para ellos, la futura generación de Estadounidenses.